Vistas de página desde siempre

domingo, octubre 05, 2008

ENTREVISTA A AGUSTINA BESSA-LUIS

A propósito de O espelho mágico (2005), un film Manoel de Oliveira de incierto estreno en España:



“La amistad es un paso atrás de algo que debe ser dicho y hecho bien”

“Las mujeres de mis obras crean un mundo en miniatura que se presta a una observación más cercana incluso en su crueldad. Mantienen un equilibrio entre el destino fatal y lo que puede remediarse y son invulnerables por haber ocupado siempre un aspecto insignificante”. (Agustina Bessa-Luis)

La Feria del Libro de Valladolid trajo a una de las escritoras europeas más importantes de la segunda mitad de siglo XX, aunque sus traducciones al español no nos hayan acompañado mucho para acabar de comprobarlo; la portuguesa Agustina Bessa-Luis (Zamora, 1922), eterna candidata al Nobel y siempre en la brecha, desde 1948 con Un mundo cerrado hasta 2002, con El alma de los ricos, pasando por La sibila, o Contemplación cariñosa de la angustia – título genial -. Agustina es un torbellino de gracia y picardía, presta para ofrecer gotas de espectáculo sardónico a su audiencia, (“- No me gustan los poetas porque son demasiado inteligentes”). Esa ironía que le permite aparecer frecuentemente como comentarista en la televisión pública portuguesa, o colaborar con Manoel de Oliveira (desde Francisca (1981) hasta El principio de la incertidumbre (2002) pasando por Party, El valle de Abraham e Inquietude basadas en textos suyos), en un apasionante matrimonio artístico que las próximas líneas describen generosamente, haciendo de la polémica una fiesta narrativa de la palabra. En la transcripción hemos intentado respetar su hermoso castellano lleno de bonitas contaminaciones lusas. Nuestro agradecimiento a su generosidad, y- de nuevo- a Fernando Herrero que facilitó nuestro encuentro con ella.

Creo que en España se sabe muy poco de sus relaciones con Manoel de Oliveira, cuándo y en qué circunstancias le conoció, y cómo es su relación de trabajo con él.

En Portugal estas cosas tampoco las sabe mucha gente; son peripecias muy particulares ya que le conocí hace mucho tiempo. Y a su familia mucho antes porque al lado de la finca de mis padres estaba la casa de una cuñada de Manoel de Oliveira que era muy amiga mía, y que murió muy joven. Ella era una presencia muy importante en mi vida y en la de Manoel hasta el punto de que él tenía una idea de hacer una historia que se relacionaba con su prematura muerte. Todo esto que te cuento son recuerdos previos a Manoel de Oliveira como cineasta. Me acuerdo de que la primera fotografía suya que vi era una de su casamiento. Estaba guapo de morirse. La vi en casa de mi amiga, y yo le pregunte que quién era aquel hombre tan guapo. En Oporto por aquella época nadie le consideraba, la burguesía decía que las actividades de Manoel eran propias de un despilfarro de la fortuna, y sí que lo era, porque perdió muchísimo dinero con sus primeros –y más que primeros- filmes. Sus comienzos fueron muy terribles. Eso sí, después del 25 de Abril hubo una subida en el prestigio de Oliveira, empezó a ganar dinero y a disponer más fácilmente de él para continuar rodando.
Su mujer era huérfana de una familia del Duero, cuando se casó con él no tenían nada que ver -y yo creo que siguen sin tenerlo (ríe)-, este es el secreto de los grandes casamientos. Pero ella poseía una cosa que Manoel de Oliveira no poseía, que es su humor. Lo tenía y lo sigue teniendo, gracias a Dios. Su gracia interior es muy valiosa, sobre todo para sus interlocutores, y además es una buenísima compañera…

¿Y vuestro vínculo en el aspecto profesional?

En el aspecto profesional todo empezó entre nosotros porque un poeta conocido mío por aquel entonces era muy amigo de Manoel. Él tenía todo preparado para hacer una película pero no tenía el guión, que era mío, me refiero a Francisca (Fanny Owen). Alguien había comprado anteriormente los derechos de Fanny Owen, pero no la había rodado, entonces Manoel decidió transformar el título a Francisca. Después comenzó el proceso de trabajo conjunto con él que siempre me ha resultado un poco incómodo. Manoel es muy terco y yo también, resulta muy difícil relacionarse con él. Somos muy diferentes. Yo siempre tenía algo que decir, algo que opinar, y nuestra relación siempre tuvo algo tormentoso, ¡y cada vez vamos a peor! (ríe). Yo ahora tengo una trilogía de novelas de la cual ya ha adaptado la primera…

Joia de familia…

Sí, (tuerce el gesto) pero la suya (El principio de la incertidumbre) no es la joya de familia de la novela, es otra cosa que a él se le ha ocurrido. Solamente en Francia se ha remarcado el hecho de la enorme diferencia entre la novela y el guión. Y Manoel está muy interesado en rodar la trilogía completa. La segunda la está preparando ahora, y yo estoy muy apurada y nerviosa con el asunto porque la historia que plantea él es completamente distinta de la mía, así que le he dicho, ¿por qué no haces la tercera antes? Se lo dije porque la tercera es más apacible y fácil. La segunda narra la historia de una señora de mucho dinero, sin hijos, en el interior del Portugal de nuestros días a la que se le ha metido en la cabeza presenciar una aparición de Nuestra Señora (la Virgen) para hacerle unas cuantas preguntas. Aspira a recibir a la madre de Dios en su casa para tomarse el té con ella igual que lo toma con sus amistades (se queja de que la Virgen María siempre se aparece a niños ignorantes que no tienen ni idea de todo lo que sabe, y que nunca se le aparece a gente verdaderamente interesada, como ella misma). De hecho la primera de las preguntas que le piensa formular es saber si había sido una mujer rica o no, esa es su mayor curiosidad. Siente una fuerte identificación con ella.

¿Y cómo se le ocurrió esa historia?

Todo esto viene de un viaje a Israel en el que lo estuve investigando. Me invitaron allí, y un profesor de la Universidad de Jerusalén me acompañaba siempre de manera hospitalaria. Un día estábamos comentando la vida de Jesús y él me dijo que su madre era una señora rica, muy rica. Todo esto fue una sorpresa para mí, pero el profesor añadió que todo el mundo por allí sabía que, según la tradición, el huerto de Getsemaní era una finca de la familia, y que por eso Jesús se refugiaba allí habitualmente con sus apóstoles, porque allí no podían cogerle, y que además tenía una guardia de ciento cincuenta hombres. Que la familia de la Virgen era la más rica de todo Israel. Todo esto está escrito en los Evangelios Apócrifos, y yo no lo conocía. Pero es que los Evangelios Canónicos hablan de los padres de María, Ana y Joaquín, al que definen como “el hombre más rico de Israel”. Pero la Iglesia ha retirado esta alusión del texto dejando a secas los nombres de los padres. Además se dice que la Virgen de pequeña era una niña guapísima, adorada por toda la sociedad, por los amigos más importantes de sus padres, y que cuando la veían en las fiestas se decía que era tan guapa que un día podría recibir al enviado de Dios. ¿Y cómo podrían la Virgen, José – del que se habla como un hombre fornido y hermoso- y el niño haber huido a Egipto sin disponer de una gran fortuna?

¿Y qué opina Manoel de Oliveira de todo esto?

¡Bueno! se ha montado un lío… Dice que es un tema muy delicado, y encima su mujer, que es muy religiosa, también se metió en el embrollo diciendo que es sacrílego y que no es posible fabular sobre el pasado de Nuestra Señora… y le dice a Manoel: “- No te dejes embaucar por Agustina, que eso no se puede hacer así”, y yo sigo ahí, tan inocente como siempre, pero yo no me lo he inventado, el material me interesaba mucho como historia, y de alguna manera pruebo su veracidad en el libro.
La verdad es que después la narración de la novela se complica, porque su empleada, como ve que la protagonista se está quedando boba y va camino del manicomio, pretende organizar una aparición concreta y buscar una niña en la región que pudiera pasar por Nuestra Señora… La semana que viene, el 5 de Junio, va a haber un coloquio en Lisboa con el arzobispo prelado y otros a propósito de religión para discutir el problema, y entonces yo he decidido acudir con mi historia de “Nuestra Señora Rica” (ríe). Llevaré pruebas, que no son concreciones, sino pura lógica: si me pongo en la piel de madre de Jesús –que es un atrevimiento y algo hipotético-, cuando matan a mi hijo de una manera tan terrible y tan humillante, pongo toda mi fortuna a disposición para propagar su Palabra. Sino cómo hubiera sido posible enviar por todo el Mediterráneo a todos los apóstoles sin existir un mecenas. Cuando María murió todos los apóstoles volvieron de todas partes del mundo a su enterramiento, todos ellos la tomaban como una especie de madre de la religión. Una señora lectora de la novela me dijo que había leído en algún Apócrifo que había romanos que custodiaban a Jesús, ¿no es esto de ricos? (ríe)
Y en este momento estoy en trance de discutir con Manoel de Oliveira el futuro de esta historia en cine porque realmente la quiere hacer. Él dice que es un tema muy delicado, que no es posible, y quiere cambiar todo esto, prácticamente pretende quitar a la Virgen de la historia y hacer algo que no tiene nada que ver. Y yo creo que todo se debe a que tiene un mentor que es un cura. Manoel siempre está con él y se deja aconsejar. No cabe duda de que es un guión muy complicado, pero yo quiero hablar seriamente con Manoel de Oliveira. Él me persigue por el barrio, y quiere explicarse, también llama a casa y lo habla más con mi hija que conmigo. Pero yo le digo: hablaré contigo solo si el cura está presente (se carcajea). Yo me río, pero al tiempo que la historia parece muy graciosa, también es muy dramática. Y aquí tienes mi última relación con Manoel de Oliveira, que seguro va a salir adelante pese a los roces. Creo que él está muy disgustado con el asunto. Por cierto, que la novela se titula El alma de los ricos y Manoel ya empieza a contradecirme empezando por el título, quiere llamarla “El espejo mágico”, que no tiene nada que ver, vaya cosa más cursi, ni que fuera Alicia en el País de las Maravillas, y encima en el guión la señora termina por caer en estado comatoso, yo no sé si Manoel se acordaría de Hable con ella… (ríe). Además él ha escrito por primera vez enteramente el guión sin colaborar con nadie, lo que para él –que quiere controlarlo todo- es algo muy importante. A mí me hubiera gustado ayudar pero no acepta consejos. En Portugal ha habido una controversia, un joven periodista de un periódico ha declarado que el mejor amigo de Oliveira, un profesor de la Universidad, es quien le escribe los guiones y Manoel se ha desesperado, y todo se ha interpretado como que lo ha afirmado el propio amigo, cuando el que lo escribió es el periodista.

Usted sí escribió recientemente el guión completo de Party.

Claro, pero en Party, como estábamos regañados en ese tiempo solo me dijo: “- Agustina escriba el guión yo solo vengo a decirle quiénes son los personajes”. Me nombró a Piccoli, Papas, Silveira, etc. Y sabiendo solo esa información, hice el guión, los diálogos y elegí el lugar donde se sitúa la historia.

¿Qué hay de la tercera parte de su trilogía, de qué trata?

Aparecen algunos personajes del primer tomo, Joia de familia. Trata de una mujer normal que va a vivir con su marido y sus hijos a Lisboa. Pero ella tiene una aventura con un joven que es escritor, aunque no de mucho talento, y se va a vivir con él a Oporto abandonando a su familia. Ella le ayuda a escribir sus novelas, hasta el punto de que llega a redactarlas casi enteras -pero siempre de manera muy subalterna y humilde-, y él obtiene muchísimo éxito, y con el tiempo gana premios y honores. Entonces los amantes llevan una vida muy tranquila en la que ella representa un papel muy anónimo como deseaba, nadie la conoce. Su audacia al fugarse con él hace bueno mi pensamiento (basado en Byron) de que la amistad es como el amor sin alas, y un paso atrás de algo que debe ser dicho y hecho bien (porque nos pasamos la vida muy habladores de lo insignificante y muy silenciosos sobre lo que nos asusta). Pero, al final del libro, ella despierta, está en su casa sentada en la mecedora, con la costura habitual en su regazo, con su marido, con sus hijos y nada ha pasado, todo era un sueño, una fantasía femenina. Y volviendo a Manoel de Oliveira yo creo que sería mejor para él que hiciera esta historia en lugar de El alma de los ricos.

A mí me parece una historia perfecta para él, no es difícil imaginar sus imágenes.

Claro, y podría hacer todo lo que quisiera con ella, pero no, él quiere hacer las tres.

¿Y con qué intensidad vive el catolicismo Oliveira?

Él dice que es católico practicante, pero yo también lo soy. Y yo me he educado con las monjas, pero también con los jesuitas, y alguien que ha pasado por los jesuitas se ha quedado con su propia personalidad, no la han estrujado, puede ser católico, y puede pensar. Y yo me aprovecho de esa libertad de pensamiento, porque tengo en mi espíritu que es muy digno y noble tener una fe.

(Entrevista realizada en Valladolid el 29 de Mayo de 2003 por ÁLVARO ARROBA y publicada originalmente en Letras de cine nº 7, 2003)

2 comentarios:

Unknown dijo...

. Voy a cumplir 31 y aún no me he atrevido a ver a Oliveira! Ejem... ¿Por dónde empezar?

. ¿¡Cuando volveis a editar la revista, por diossss!?

Letras de cine dijo...

Con oliveria es importante empezar bien que si no cuesta mucho. Yo te recomiendo que empieces con El convento o con Un filme falado.

Y la revista en papel... pues no sabemos, pero está complicado, aunque lo seguimos intentando.